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Thursday, October 22, 2009

El viaje de la memoria - Cees Nooteeboom

“Alemania ha logrado superar ese pasado a fuerza de luto, de reflexión y de la conciencia de que nunca desaparecerá del todo”



Berlín, hace veinte años; Berlín, hace diez años; Berlín, ahora. La primera vez fui por invitación de la DAAD (Servicio Alemán de Intercambio Académico); la segunda vez, por mi cuenta, y la tercera, por invitación de las autoridades de Renania del Norte-Westfalia. En aquella primera ocasión empecé con la mayor inocencia mis Crónicas alemanas: un escritor vive en una ciudad extranjera, escribe lo que le pasa, lo que ve, lo que lee.  Un concierto de Maurizio Kagel, un paseo por los jardines del Charlottenburg, una visita a Lübars, que por aquel entonces todavía estaba justo dentro del muro. Todo normal, salvo que Berlín no era una ciudad normal, y para alguien que viviera allí en aquel movido año de 1989 nunca podrá serlo. No consigo borrarlo de mi memoria: la doble línea divisoria, entre los dos sistemas políticos, entre las dos épocas. Desde las ventanas del hotel Esplanade, mucho antes de 1989, había visto el espacio escueto y nevado de la Potsdamer Platz, con la obscena tumefacción del búnker del Führer en la lejanía y, en primer plano, esas filas tan gráficas de los caballos de Frisia, pedazos oscuros de metal apuntando al cielo en diagonal, diseñados para impedir cualquier intento de fuga.


En realidad, mejor no hablar más de ello. Es tiempo pasado, al igual que lo eran esas fotos de la misma plaza en 1929, llena de coches antiguos y de gentes apresurándose de un lado a otro, o paseando. Luego, cuando volví por primera vez, pude ver cómo echaban los cimientos de edificios aparentemente enormes en el terreno arenoso, aquello parecía una descomunal  fosa común. Y ahora están esos edificios que para poder ver del todo tienes que estirar el cuello: templos de Babel bajo los cuales ha quedado aplastado el pasado. Busco el hotel Esplanade, pero cuando finalmente lo encuentro, ni lo reconozco. Tras un cristal quedan restos de la Kaisersaal, el salón imperial, pero es como la doble muerte de las mariposas expuestas tras una vitrina: ya no deberían estar, pero ahí siguen. Eso sí, ya no podrán volar nunca más. Me paseo entre esas grandes edificaciones, un homúnculo dentro de una enorme maqueta arquitectónica, salvo que no se trata de una maqueta, es de verdad.

¿Echo algo en falta? ¿Echo de menos el Berlín de entonces? No. Lo único es que en ese tipo de lugares no sé como sacudirme el pasado, la única posibilidad sería volver a vivir allí. En ese sentido, mis tres meses en Westfalia son un ejercicio perfecto. Volveré a entregarme a la ciudad: visitante procedente de un pequeño país europeo en la capital de un gran país europeo con el que el pequeño país comparte un pedazo de su historia. En mi libro dejé constancia del dramatismo de la primera despedida, quería saber qué sería de Alemania "cuando fuera mayor". Volviendo a leer esas líneas, descubro un cierto patetismo que nunca llegará a desaparecer de las inmediaciones del Reichstag o de la Torre de Brandeburgo. Esos edificios no acaban de casar con la modestia de Bach o la intelectualidad de Schönberg; si pudieran cantar, sonarían diferentes, con pesadumbre y dramatismo.

Wagner es el más alemán de todos los compositores; los generales alrededor de la plaza de la Grosser Stern recuerdan con sus poses a los héroes de sus óperas, y para alguien como yo, que procede de una pequeña ciudad de callejuelas y silenciosos canales, esos espacios abiertos y esas amplias avenidas de Berlín, con sus edificios pomposos, o majestuosos en todo caso, y sus estatuas flanqueadas por águilas y leones heráldicos no son más que una muestra de poder. Recuerdos prusianos, imágenes de desfiles nunca del todo olvidadas, música heroica ya esfumada frente al otro pathos de las dos estatuas vivientes rusas que clavan la bandera de la victoria, o sea, de la derrota, sobre el Reichstag, desgarro y destrucción, división y reunificación, un muro y un puente aéreo, la ciudad como una pieza de ajedrez movida de un lado a otro en el tablero de la historia. Y después, a hacer como que aquí no ha pasado nada ? Y he ahí el milagro, que lo han conseguido.

Dentro de lo posible, Alemania ha logrado superar ese primer pasado a fuerza de luto, de reflexión y de la conciencia de que nunca desaparecerá del todo, y con ello, también dentro de lo posible, asimilar, sin suprimirlo? el pasado nunca puede suprimirse?, ese otro pasado y transformarlo, a fuerza de rendición de cuentas, de habituación y de desgaste natural, en un  presente con la apariencia del día de hoy.

¿Pero estoy en lo cierto con mi hipótesis de Wagner y Schönberg? Si quisieras traducir a Schinkel en música, ¿no se parecería más a...? Vete tú a saber... ¿Qué música escuchaba Goethe? Dejémoslo, todo esto me supera. Las gigantescas columnas helénicas del museo junto a la catedral invocan la exaltación del triunfo, un aire apolíneo, pero no ha pasado ni media hora y me topo con una estatua junto a la Nikolaikirche en la que caballo y dragón están enzarzados en furioso combate, o sea, volvemos a Wagner.

Cómo es posible que nunca antes me hubiera fijado en esa estatua, mientras que queda muy cerca del Zum Nussbaum, un café que solía visitar por aquel entonces cuando iba a Berlín Este. No me queda más remedio que volver a conocer Berlín. Comienzo con la más humilde de las lecciones y me disfrazo de turista de Phoenix, Arizona, y me subo a un barco turístico. Es un día glorioso del mes de octubre, todavía no hace ese tiempo de tundra parduzco que prevalecerá al mes siguiente y puedes sentarte fuera, en la cubierta de la embarcación. No hay demasiada gente, el viento da ligeros tirones y estirones a laspalabras que salen de los altavoces, nombres y fechas, pero me parece bien así, dejo que la ciudad se deslice ante mí. Prácticamente cada rincón conlleva un recuerdo, pero no quiero ocuparme de eso ahora, quiero ver la ciudad como un forastero, nunca antes he estado aquí.

La Bundeskanzleramt, la Cancillería Federal, se me antoja modesta, bella incluso. ¿Es ésta la sede de los gobernantes de la tercera potencia económica mundial? ¿Es desde aquí desde donde, con cierta renuencia, por aquello de no defraudar a los aliados, se envía a desiertos hostiles, en la otra punta del planeta, a soldados que parecían haber vuelto por fin a casa para quedarse allí para siempre? El poder se ejerce desde aquí sin pompa; detrás de alguna de esas ventanas hay alguien que considera que los ahorros alemanes no deben darse a otros europeos que han vivido del cuento, alguien que tiene apego a las viejas costumbres y que no quiere que, en ningún caso, se le obligue a avivar la inflación hasta que el dólar esté tan barato que los americanos puedan pagar su inconmensurable deuda a China, para que el juego empiece de nuevo.

El mundo como ruleta no es una imagen seductora; el proteccionismo ya no es una opción; el Estado como propietario de los medios de producción, tampoco, y Lafontaine como reencarnación de Marx, menos aún; corren tiempos revueltos, el pueblo gruñe, por ahora en voz baja, luego quizá con más fuerza; van y vienen los dignatarios extranjeros, el chino, el ruso; puede que ese edificio no sea el centro del mundo, pero sí un nexo que nadie puede obviar; el Obama que vive aquí es una mujer, pero la oposición se sienta con ella en el Gobierno; la cacofonía mediática no hace más que crecer, todos saben lo que hay que hacer, gráficos, números, pronósticos entran y salen del edificio; conferencias de prensa, portavoces, artículos de fondo, todo gira en torno a este edificio que no existía hace veinte años, cuando era otro el torbellino que recorría esta ciudad. [...]
A veces pienso que esta ciudad lo hace adrede, esa mezcla constante del ahora y del entonces, con sus correspondientes estratos del recuerdo, porque, al volverme, veo la torre de televisión de la Alexanderplatz con esa extraña tumefacción de cristal en la parte superior y su absurdo pirulí rojiblanco apuntando al cielo. ¿Qué pensará alguien que en su momento se casara en este edificio ahora derruido? ¿O alguien que gobernara desde él? Dentro de poco, las torres habrán desaparecido y con ellas los recuerdos, succionados primero por la demolición y enterrados luego bajo esa otra forma de nostalgia que desearía volver a construir la fortaleza de los Hohenzollern de esa era que se ha esfumado para siempre. [...]

Las plantas dicen poco, por regla general, pero pueden susurrar o crepitar con la velocidad adecuada del viento. Hay un verso muy famoso en mi lengua del poeta-sacerdote flamenco Guido Gezelle (1830-1899), una especie de Olivier Messiaen de la poesía: Mij spreekt de blomme een tale (A mí las flores me hablan). Allá por el año 1989, paseando por el barrio de Nikolai, me topé con el café Zum Nussbaum. La palabra nussbaum (nogal) en holandés se dice nooteboom, como mi apellido, así que es probable que fuese ese nombre lo que me llevara a entrar aquella primera vez. Parecía uno de esos típicos bares antiguos de Amsterdam, pequeños, de color marrón, con tan sólo un par de mesas de madera bien enceradas, un ambiente acogedor.

Era el Este, pero me recordaba a casa: la penumbra, la gente taciturna, el ligero murmullo; fuera, el frío, grandes montículos de nieve en las calles heladas, un viento canalla de Siberia peinaba a contrapelo el río Spree, pero dentro hacía un calor agradable y con el ponche te ardía la cara. Antes era un sitio singular, para ir tenías que pasar por todos esos puestos de control junto a la estación de la Friederichsstrasse, aquello tenía algo de aventura, llegabas por un momento a otro planeta, pese a tener la impresión de hallarte en un cuarto de estar ajeno. Llamabas la atención por ser alguien que venía a ver, con lo que tú mismo te convertías en punto de mira, algo que ahora se ha perdido. Fuera hace hoy un día otoñal, puede que se ponga a chispear, me he tomado algo, un tipo de cerveza que en Holanda no tenemos, vasos altos de culo estrecho que puedes tardar una hora en beberte: cerveza para meditar.

Quizá fuera por eso por lo que luego no sabía muy bien qué hacer con mi día, el periódico con la crisis ya me lo había leído, había visto como Angela Merkel velaba por Alemania como una gallina clueca y cómo Gordon Brown todavía no había logrado seducirla para empezar a gastar el dinero a espuertas; Obama, de quien un par de meses después era impensable que no hubiese estado siempre, todavía tenía que salir elegido, pero a nosotros no nos dejaban votar; ataques suicidas en Afganistán y coches bomba acaparando las portadas, el mundo, un panóptico de crueldades indigestas; y quizá por ello, cuando vi pasar el autobús 48 con el cartel Botanischer Garten, me monté sin pensarlo dos veces y me subí al piso de arriba para dejar que Berlín se deslizara ante mis ojos, toda una serie de barrios que no conocía, tiendas con comida exótica, ráfagas del Tercer Mundo entre grandes casas grises.

Quise conservar algo de ese día. En mi cuaderno de notas, un par de apuntes desalentadores: Hauptstrasse, Dominicusstrasse, Günlük Taze Ve Halâl Et, Rathaus Friedenau, Kaisereiche, U-Bahn Schreiberplatz, Losgehen um anzukommen, Halte Kielerstrasse, Malik..., la mitad ya ni sé lo que significan. Parece un código secreto para espías, pero nadie controla mis papeles, nadie me arresta. Escucho los murmullos de conversación del autobús. [...] Cuando me bajo en la parada del Jardín Botánico, todavía llevo colgando su matrimonio fracasado como una telaraña y, en ésas, me adentro en el reino del silencio multicolor a lo largo de las trompetas de ángel y las espiguillas rosas de la hierba del pastizal. Luz del sol cobriza, lluvia amenazante, recojo del suelo una hoja grande, curtida, que quiere contarme algo sobre el otoño, es púrpura como un obispo, con nervios como un sistema de vasos sanguíneos dorados.

¿Por qué la decrepitud de las plantas es bella y la del hombre no, por lo general? El verde comienza a decolorarse por doquier en dirección a la muerte, como paracaidistas suicidas van cayendo lentamente las hojas solitarias, flotando en círculos, como si de camino todavía tuvieran que cumplir alguna misión secreta.

En la prensa leo que van a cerrar el aeropuerto de Berlín-Tempelhof. De inmediato me vienen en mente las imágenes del puente aéreo y de las historias relacionadas con el mismo. En mi novela Perdido el paraíso aparece este aeropuerto en una corta escena, y es como ver ante mí la larga pasarela, las filas de neón en las aristas del techo y el planeador colgado del mismo. Hoy es el día de los últimos vuelos, del desmantelamiento inminente: "Wir dürfen uns das nich gefallen lassen, es gibt hier nichts zu feiern" ["No tenemos por qué tolerarlo, aquí no hay nada que celebrar"], leo en una pancarta que sujeta un hombre con la cara de alguien que sabe que ya ha perdido.

Los vuelos que hice saliendo de Tempelhof o llegando al mismo eran siempre con avionetas que, junto con la peculiar construcción de la pasarela que no había visto antes en ningún otro aeropuerto, convertían la experiencia de volar en algo anticuado, como si estuvieras en una película de espías de los años cincuenta. Pero había algo más con ese aeropuerto, algo que tenía que ver con un estrato más profundo de mi pasado. Veo y oigo por la televisión un avión despegando, y el sonido me recuerda al primer día de la Segunda Guerra Mundial.

Aquel 10 de mayo de 1940 me desperté con el ruido de las bombas y de la artillería antiaérea, y de los aviones bajando y subiendo a toda velocidad. El aeropuerto militar de Ypenburg, cerca de nuestra casa en los alrededores de La Haya, fue bombardeado al romper el día. Y no recuerdo si se trataba de Heinkels o Junkers, pero el sonido que escucho ahora es sin lugar a dudas el mismo de entonces, el de antes de los cazas supersónicos. Para mí está asociado con los cielos rojizos de Rotterdam en la lejanía, con paracaidistas en lento descenso sobre los pastos verdes. Quiero volver a oír ese ruido una vez más, pero de verdad. Leo algo sobre los Rosinenbomber [aviones de los aliados utilizados durante el bloqueo soviético que llevaban víveres, carbón y medicinas para los alemanes], un viaje a través del tiempo. Al parecer, se puede volar por última vez en los viejos aeroplanos del puente aéreo, pero eso no me atrae. Yo vengo en busca de un pasado anterior. A la entrada está la cabeza de un águila gigantesca, negra y radiante, el pico inclinado parece una daga afilada, pero una vez que entro en el hall, todo parece más bien de una normalidad engañosa.

Todavía hay gente haciendo cola delante de los mostradores de facturación, los suelos pulidos, en medio del hall hay expuesto un motor de avión a modo de monumento o de obra de arte extraviada de Beuys, las bujías con filamentos eléctricos sobresaliendo por doquier, como los pelos de una gorgona. En el mostrador de Air Service Berlin hay unas azafatas con uniformes color capuchino, y en el reloj colgado del gran muro oscuro, las manillas azul claro marcan la hora tal como corresponde a las escenas de llegadas y salidas, y es por eso por lo que los relojes de los aeropuertos siempre tienen otro significado que los de una iglesia.

Doy la vuelta al edificio a través de una galería de extrema desnudez que, en su momento, llegó a resultar tan moderna que las ideologías totalitarias se apropiaron sin más de esas formas sobrias, geométricas que, para mí, estaban inspiradas no sólo en Adolf Loos, sino también en la arquitectura cisterciense. Una vez fuera, me dirijo hacia la Tempelhofer Damm con la esperanza de poder ver y oír, tras la valla, cómo despega el avión de mi juventud. Al ir caminando, me doy cuenta de lo grande que era Tempelhof, un enorme espacio abierto en medio de esta gran ciudad.

Al parecer, en alguna parte, hay una entrada por la que puedo acercarme más a las vallas de hierro trenzado. No soy el único, conmigo está todo un grupo de observadores de aviones, pegados a las mallas metálicas, y juntos vemos cómo la máquina prehistórica pasa a nuestro lado y despega con ese pequeño salto siempre inesperado, como si por un momento se burlara de la fuerza de la gravedad.

Cuando miro a mi alrededor, me doy cuenta de que ese recuerdo del sonido que oí, hace ahora casi setenta años, no puedo compartirlo con nadie de los que están aquí, aunque sólo sea por el hecho de que los que están a mi alrededor son demasiado jóvenes. Quien escucha con el oído del recuerdo oye lo mismo y no oye lo mismo, así podría resumirse. Basta con que un relato histórico sea lo suficientemente antiguo para que acabe disfrazándose. Y entonces adquiere más bien un carácter mítico, de leyenda o de fábula. Alguien, en algún momento, en algún lugar de este u otro mundo, lee acerca de una ciudad que, en una prehistoria cubierta de neblina, en un tiempo inconcebiblemente lejano, fue salvada por los pájaros. 

Cees Nooteeboom 
18.10.09



SOURCE // Fuente // Quelle:

Traducción// Translation// Übersetzung: Carmen Bartolomé Corrochano.

'El País Semanal' ofreció en exclusiva la publicación en castellano de este texto que pertenece al libro de Cees Nooteboom 'Crónicas alemanas' (versión actualizada veinte años después de la caída del muro), que sólo se editará en alemán y holandés.

Las fotos las encontré online... pero me fue imposible encontrar quién las hizo.

Monday, October 5, 2009

An der Liebe einer Nacht

Es ist so harmlos, so stickig, so wirkungslos,
du bist so spielerisch, so begeistert, so heiss...
es ist so hart, so verräterisch, so hemungslos
du bist so gut, baby, so belanglos, so anspruchslos...

Es wird immer und immer nichts, 
alles soll verschlossen bleiben,
nichts konsequentes, nichts echtes,
nur der eisernen Moment zählt.
Du bleibst da,
ich bin hier
willkommen liebling Du bist gekommen!
Dir fehlt nicht die Zärtlichkeit, 
weder Wärme, noch Liebe;
mir ist so kalt geworden, 
so bedingungslos, so feige, 
so armseeliges... immer und immer wieder.

Machts gut moin chèrie,
es war so schöön mir Dir...
ich ruf Dich an ( wirst du nicht )
ich mag es mit Dir ( ich auch nicht )
adieu mein Liebling, ( niemehrsehen )
es ist so gut mit Dir...





Monday, September 7, 2009

THEORY OF GAMES AND ECONOMIC MISBEHAVIOR // Die Spiel Theorie und die wirtschaftswissenschaftlichen Verhaltensauffälligkeiten



Charles II had the right idea. He trusted (and endowed) the small group of oddballs who were forming the Royal Society, and put a stop on the Exchequer. If he had rescued the bankers, and ignored William Petty's band of Natural Philosophers, where would we be now?

THEORY OF GAMES AND ECONOMIC MISBEHAVIOR    [7.27.09]
By George Dyson

An Edge Original Essay


Is the economy really as bad as it seems? Is the bad economy as real as we think? Expanding upon last year's essay 
Economic Dis-Equilibrium, George Dyson takes another look back at how we got into the state we're in — and how to find our way out. Essay
— JB 

GEORGE DYSON, a historian among futurists, is the author of Baidarka; Project Orion; and Darwin Among the Machines.
George Dyson's Edge Bio page
George Dyson on EdgeTuring's CathedralThe Universal LibraryEconomic Dis-Equilibrium;Darwin Among The Machines; Or, The Origins Of [Artificial] Life

His explication about what happend last years is brilliant, only a few lines of it:

“The unlimited replication of information is generally a public good (however strongly music publishers, software developers, and other pockets of resistance disagree). The problem starts, as the current crisis demonstrates, when unregulated replication is applied to money itself. Highly complex computer-generated financial instruments (known as derivatives) are being produced, not from natural factors of production or other goods, but purely from other financial instruments.”



Source: 
EDGE    = http://www.edge.org/

The idea that ideas can be dangerous// La Idea de que las ideas pueden ser peligrosas. // Die Idee, dass Ideen gefährlich sein können.



DANIEL GILBERT Psychologist, Harvard University


The idea that ideas can be dangerous

Dangerous does not mean exciting or bold. It means likely to cause great harm. The most dangerous idea is the only dangerous idea: The idea that ideas can be dangerous.
We live in a world in which people are beheaded, imprisoned, demoted, and censured simply because they have opened their mouths, flapped their lips, and vibrated some air. Yes, those vibrations can make us feel sad or stupid or alienated. Tough shit. That's the price of admission to the marketplace of ideas. Hateful, blasphemous, prejudiced, vulgar, rude, or ignorant remarks are the music of a free society, and the relentless patter of idiots is how we know we're in one. When all the words in our public conversation are fair, good, and true, it's time to make a run for the fence.



Source:

Tuesday, September 1, 2009

Italien: Banken akzeptieren Parmesan als Kredit-Sicherheit // Italia: los bancos aceptan el Parmesano como garantía crediticia.


Wer in Italien weder Schmuck noch Immobilien als Sicherheit für einen Kredit zu bieten hat, kann bei ein paar Banken im Norden des Landes auch Parmesan-Käse beleihen. In der Emilia Romagna akzeptieren vier Geldinstitute den beliebten Hartkäse als Sicherheit. Allein das Bankhaus Credito Emiliano hat nach eigenen Angaben 400.000 Parmesan-Laibe ihrer Kunden eingelagert. Die jeweils 40 Kilogramm schweren Käseräder werden demnach mit je 300 Euro bewertet.
Die Bank betreibt für den Käse ein eigenes Lagerhaus, den zweijährigen Reifeprozess überwacht für das Geldhaus William Bizzarri. Zahlt ein Kunde seinen Kredit nicht zurück, werde dessen Parmesan verkauft, erzählt Bizzarri. Die Bank geht dabei kein Risiko ein: Sollten die Parmesan-Preise gefallen sein, fordert sie die Differenz vom Kreditnehmer zurück. Diese kann mit Geld beglichen werden oder mit Parmesan. Das Finanzierungssystem geht auf die 50er Jahre zurück. Es hilft den Käseherstellern, während der zweijährigen Reifezeit des Parmesan finanzielle Engpässe zu überbrücken.
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Quien en Italia no tenga ni joyas ni patrimonio immobiliario para ofrecer como garantía de un crédito bancario, puede en el norte del país ofrecer queso Parmesano. En Emilia Romagna hay cuatro bancos que aceptan el apreciado queso como seguridad crediticia.
Según propias referencias solamente el Banco de Crédito Emiliano tiene 400.000 quesos parmesanos almacenados. Cada queso, que pesa unos 40 kilos, está valorado en 300 €.



El banco tiene un almacén propio, el proceso de maduración está a cargo de William Bizarri. Cuando el cliente no paga se vende su parmesano cuenta Bizarri. El banco no corre ningún riesgo ya que si el precio del Parmesano baja, el banco exige la diferencia resultante al tomador del crédito. Esta se puede abonar con dinero o con Parmesano. Este sistema financiero tiene su orígen en los años 50 y ayuda a los fabricantes del queso durante los dos años de maduración del mismo en fases de escasez financiera. 



Quelle: 
http://de.news.yahoo.com/2/20090814/tts-italien-banken-akzeptieren-parmesan-c1b2fc3.html

Traducido del Alemán al Español por mi.

Monday, August 31, 2009

The 9 Types of Intelligence


One of the smartest people I know can’t spell worth beans (or, benes as I am pretty sure she would write) and has a particular “way” with foreign-based words (sorbet is soibert; café au lait is coffee oh loddy). Meanwhile, my friend who can speak five languages is entirely flummoxed when it comes time to calculate the tip for a waiter.

So what’s going on with these two brainiacs—am I, simply, surrounded by idiot savants?  Not according to Dr. Howard Gardener who developed the theory of multiple intelligences, going beyond the IQ test to discover the many ways humans are smart.  He identified intelligent abilities including language, music, spatial reference, kinesthesia, naturalistic, and possibly existential intelligence. Gardner’s definitions include ways to improve your weaker areas—strengthening your brain. Learning—even about learning—reduces the risk of Alzheimer’s says the American Academy of Neurology.
These are Gardner’s nine types of intelligence, as described in A Better Brain at Any Age (Conari, 2009) by Sondra Kornblatt.:
1. Linguistic intelligence reflects the ability to read, write, tell stories, and learn languages, grammar, and syntax. Strengthen this ability by studying a new language, improving vocabulary, and writing.
2. Your friendly computer programmer has logical-mathematical intelligence. She’s comfortable with numbers, logic, reasoning, and abstractions. To increase logical ability, get a book of logic games, knit a sweater, and learn computer programming. Or watch a movie on video, and stop it to predict what will happen.
3. Those with strong musical intelligence are sensitive to sounds, tones, rhythms, pitch, musical keys, and structure of the songs (from verse and chorus to symphonies). Borrow different types of music CDs, sing with the radio, be quiet and listen to the sounds around you.
4. Those with strong spatial intelligence can imagine, understand, and represent the visual-spatial world. They may have a good sense of direction, hand-eye coordination, and visual memory. Some people, for instance, can visualize how furniture fits in a room without measurements, or buy a scarf that matches the blue in a blouse at home (perfect “chromatic pitch.”) To strengthen your spatial intelligence, be a backseat driver and provide directions for a trip, fit the groceries in the bag or the car, play with jigsaw puzzles and mazes, build some Lego’s, or sculpt some clay.
5. Remember Gene Kelly performing “Gotta Dance!” in Singing in the Rain? He had bodily-kinesthetic intelligence, as do athletes, builders, actors, or surgeons (if they have fine motor skills). Yoga is a great way to increase this ability. Make crafts or build, ride a bike, dance, and learn tai chi or other sports.
6. Someone with interpersonal intelligence is good at organizing people and is aware of moods and motivations. He or she can communicate and lead well. To get more people skills, practice active listening—that is, repeat back what you think someone said. Learn about the types of personalities with the Myers-Briggs test (psychological preferences such as extraversion and introversion) or the Enneagram (a theory of nine personality types—possibly centuries old).
7. Intrapersonal intelligence is the ability to be self-aware and explore emotions, goals and motivations. This perspective on the human condition is used by writers, philosophers, psychologists, and theologians. To improve your intrapersonal intelligence, “know thyself”—write in a journal, meditate, try the personality tests mentioned above.
8. Individuals with green thumbs and “horse whisperers” have naturalistic intelligence. They are sensitive to nature and may easily recognize and classify species. To get more naturalistic intelligence, expose yourself to the great outdoors: plant a seed, volunteer at an animal shelter, take a walk with a naturalist at the park, read about classifications of animals (kids’ books can be a great place to start).
9. Spiritual or existential intelligence fits all Dr. Gardner’s criteria except for association with a specific brain specialization—though this intelligence could be a whole-brain function. Those with this ability explore questions about life, death, and what lies beyond the subjective perspective. Prayer and meditation increase whole-brain communication and lessen the blood flow to the parietal lobes (which give a subjective sense of time and space). Explore what lies beyond through inquiry, reading, or talking with others.

posted by Melissa Breyer Aug 30, 2009 at Care2:

Monday, July 27, 2009

BLANK CUBAN TICKER SENDS SIGNAL



REVIEW
Category:Other




By Marc Frank in Havana           
Published: July 27 2009 01:01 | Last updated: July 27 2009 01:01


The US has turned off a Times Square-style news ticker – a source of irritation for the Castro government – at its diplomatic mission in Havana that since 2006 streamed propaganda and news into the night, western diplomatic sources said.

The measure is the latest in a series of initiatives by the Obama administration as it seeks to engage Cuba and to end 50 years of enmity viewed in Latin America and the Caribbean as a relic of the cold war.


“It is a beginning – and it is encouraging. It has to do with the atmosphere. It suggests that we are moving toward a more normal diplomatic relationship,” said Wayne Smith, who opened the US mission’s Interests Section under President Jimmy Carter.



The crimson ticker – five feet high and running through 25 windows of the Swiss embassy building that hosts the US mission on Havana’s sea-side drive – began to stream messages on January 16 three and a half years ago, to mark Martin Luther King Jr’s birthday at the height of tension with the Bush administration.


“I have a dream that one day this nation will rise up,” was the ticker’s first message.


Then president Fidel Castro dug up the mission’s parking lot a few feet from the front door in response, to replace it with 138 flag polls reaching 100ft in the air to conceal the ticker. Mr Castro also marched a million people by in protest and erected billboards around the building depicting the Bush administration as linked to anti-Castro terrorists. All contact between Havana-based US diplomats and the Cuban Foreign Ministry was declared at an end until the ticker ticked no more.


It is believed the ticker was turned off late last month.


“That they turned off the ticker is important – and that nobody has noticed is significant, too,” a western diplomat said.


“The Cubans could have howled victory – but [they] said nothing, indicating they are serious about improving relations.”


The diplomat, who spoke on condition of anonymity, said some local contact may have resumed already. Easing of travel restrictions for US and Cuban diplomats in each other’s capitals was expected soon. US diplomats stationed in Havana and Cubans in Washington are currently restricted to a 25-mile radius from the Interests Sections.


It appears the standoff about the US mission – an attraction for tourists and a symbol of relations with the Bush administration – is winding down. The Cuban government took the billboards down soon after Barack Obama took office. There have been no marches past the building since Raul Castro took over from his ailing brother Fidel in February last year.


The US broke off relations with Cuba in 1961 and declared a trade embargo in 1962. Interests Sections were established in Washington and Havana in 1977. The US is the only country in the western hemisphere that does not have normal relations with Cuba.


The Obama administration has lifted restrictions on Cuban American travel to the Communist-run Caribbean island and the sending of remittances. Immigration talks, called off by the Bush administration, resumed this month. Cuba has expressed interest in broadening discussions to include drug trafficking, human smuggling and disaster preparedness.


“We’re . . . seeing if, as we change some of the old approaches . . . we [see] movement on the Cuban government side,’’ Mr Obama told reporters.


Mr Smith was in Havana last week to lead a delegation on disaster co-operation, particularly after hurricanes. Among its members were Retired Lieutenant General Russel Honore, former commander of the Joint Task Force Katrina, and Stewart Simonson, former assistant secretary for emergency preparedness of the Department of Health and Human Services from 2004 to 2006.


General Honore, who advocates normal relations, said the delegation was well-received: “Everyone should stop looking in the rear view mirror. A failed state so near to home is not in our interest.”


He said turning off the ticker was a good thing and it would be better if the two countries looked forward by working on a host of security related issues from immigration to drug trafficking and coping with the hurricanes that regularly pass over Cuba on their way to the United States.


“Peace and prosperity are in the interest of both countries as we are neighbours and there are now many Cubans in the United States,” he said.






Source: 

© The Financial Times Limited 2009
Photo: I found it online sometime ago... probably a work from Andy Warhol.



See this one too. That one is a very important first step:
USA AGREES TO END CUBA'S O.A.S. EXILE
http://www.ft.com/cms/s/0/1e764c8e-508d-11de-9530-00144feabdc0.html